Dios
quiere la paz. Así que por favor, haced todo lo posible para
mantener la paz. Él quiere que no haya más guerras. El tiempo ha
pasado muy deprisa, es hora de que cada uno haga algo. El que sepa
rezar que rece, el que hable bien, que comience.
Todo
lo necesario para la paz, ningún esfuerzo es inútil si se hace de
corazón.
Hombres
de la Tierra, este es el ultimátum: amaros unos a otros sin
discriminación, de raza o política. Pues ha llegado la hora de
pagar todas las deudas. Si no cambiais en este mundo llamado Tierra,
desaparecerá en menos de 3 meses. Luego os quejaréis todos de
vuestro desapego a lo más importante: la vida. Ya no habrá más
reencarnaciones. El hombre no se lo merece. Sólo algunos serán los
escogidos, y habrá mucha hambre, de todas las clases, y la pobreza
se extenderá por el mundo, así que, ¿qué esperáis para cambiar?
Yo soy una humilde ama de casa, con hijos, que sabe que el mundo que
conocemos desaparecerá. Me he ofrecido a cambiarme, pero Dios Padre
no me quiere a mí, sino que escriba su Palabra, y que mi amiga Mª
Carmen la pase a mi blog de Mensajera de los Ángeles.
A
ver cuándo dejáis de pedir deseos, y pedís la paz, pero paz
universal, sin discriminación. Porque nadie es mejor que nadie,
incluso esta mujer que escribe es muy pecadora, pues abortó a su
hijo por miedo a morir. Pero sigue pidiendo perdón todos los días
de su vida. Ya veis, ha sido escuchada.
Y
ahora escribirá mi palabra. He aquí que ella tiene muchas faltas de
ortografía, pero eso no le importa, sabe que su amiga la puede
corregir. Lo importante de este mensaje es ser una mujer o un hombre
de paz, pues si no hay un solo hombre o mujer rezando como hace esta
pecadora, no habrá ninguna reencarnación más.
Cuidado
con tomarla por una loca, ella hace muchos años que sufre por la
humanidad, y me pidió su palabra, porque una sola Palabra bastaría
para sanarla. Ella no lo entendió, pero cada día es más niña, y
yo cada día la quiero más. Mª Carmen, escribe esto sin faltas de
ortografía, en su blog. Ah, y cuida tu alimentación, porque a tu
amiga Isabel le preocupas mucho, y a mí Dios Padre también.
Escribirá sus letras bien, sin faltas, ella sólo es la que escucha
mi voz, y a partir de hoy, ella te pedirá que escribas en dos
idiomas, español e inglés. Hazlo, no lo cuestiones. Haz el favor de
hacerlo, y hacer caso y rezar, con amor, y hacer el bien. Que no
hubiese armas nucleares, defenderos con el amor y paz, Dios quiere a
todos.
Isabel
sufre por eso, y le daré mis palabras, el único ser del mundo con
el corazón de una niña, pecadora pero niña al fin y al cabo.
El
título de esto es “Soñando con Dios Padre”. Pero debería
llamarse “Hablado con Dios, una humilde pecadora, Isabel Morales”.
Todo
el mundo corre peligro. Compráis árboles de Navidad y hacéis
belenes, y festejáis fiestas paganas, sin saber amar a vuestro
vecino, ni tan siquiera preguntar si ha comido. Es hora de que
penséis en los más cercanos. Y acercad a vuestra mesa al más pobre
de todos, el que no cree, pero teme. Amaros, y dejad de almacenar
lujos innecesarios. Sed prudentes con todos, pues así como os
comportéis yo os he de juzgar a todos. Sed niños de corazón, niños
sin maldad, y con ilusión, como piensa esta mujer, que vuestro mundo
es maravilloso, y sólo por vivir un día más, y haced el favor de
ayudaros, hombres, que la codicia os amarga. Repartid vuestras
riquezas, bien repartidas, y cuidad a vuestros hijos de quimeras y
falsedades. El amor comienza en casa, y no fuera. Cuidad de vuestros
mayores y niños, sed humanos con todos los que os rodean, y así
habrá alguna salida, si no todo esto es inútil, y el tiempo está
aquí. Así que vosotros mismos, paz y no guerra, paz y amor.
Habrá
cambios en la Tierra muy radicales, cambios que si el hombre no hace
lo necesario, este mundo llegará a su fin, vuelvo a repetir, no
habrá más reencarnaciones, pues el hombre no quiere como debería a
su hermano, como vecino y semejante, y odia más que ama. Así pues,
amaros y detendréis la guerra que ya ha empezado. Dejaros de
parafernalias y compras masivas, y poneros a trabajar en unión de la
humanidad. El tiempo es corto, hijos míos, muy corto, así que esta
que escribe, pecadora sumisa, entiende la importancia. Ella seguirá
escribiendo y haciendo llegar mi llamada. Así pues, amaros como yo
os he amado. Pero recordad que yo no estoy a favor de nadie, tan sólo
del que se arrepienta y haga mi voluntad.
Isabel
está muy triste, ella lo comprende, pero no puede hacer más que
avisaros. Señoras y señores del celuloide, sabéis muy bien lo que
os digo, pues muchos ya habéis soñado con ese día. Avanzad sin
miedo, más miedo tiene Isabel, una simple mujer llorona, pero aquí
está: haced la paz, no la guerra, olvidad el odio, y rezad de
corazón, haced movimientos positivos, vosotros lo entendéis bien,
al más humilde le daré lo más, que será la fe.
Mª
Carmen, esta Navidad tu vida dará un giro, porque así lo pide tu
amiga, y no puede hablar más. Amalia, ten fe, y verás muchas más
cosas, pero guardarás silencio por tu bien.
Todos
los países estáis en peligro. Desead la paz y rezad, y amad al
prójimo, ha llegado el tiempo de tomarse todo más en serio. Señores
políticos y señoras políticas, curas o sacerdotes, médicos,
enfermeras que estáis en peligro, siempre se habla de Apocalipsis,
pero yo no hablo de Apocalipsis, hablo de que no habrá ninguna
más reencarnación y vuestra especie desaparecerá. Así, hijos
míos, hijas mías, sed como los niños, amad y respetad, no guerra
sino paz.